Acerca de este proyecto

Las manzanas a recrear son seis y mitad de otra situadas en el barrio del Perchel sur, más concretamente las manzanas CXCI (191), CXCII (192), CXCIII (193), CXCVI (196), CXCVI (196bis, sólo la mitad), CXCVII (197, ligada al convento) y CXCVII (197, también llamada Beatas). También se ha realizado el levantamiento del almacén de duelas, situado posterior a la manzana 197 (Beatas) y la fábrica de barriles situada junto al almacén.


Almacén de duelas y Tonelería

El proceso de fabricación de los barriles consistía en seleccionar y secar la madera cuidadosamente a la intemperie o con estufas, cortándola para hacer duelas (listones que forman la barrica) con grosores de entre 19 y 29 mm, que posteriormente son tostadas por la parte interior para curvarlas y adaptarlas a la forma de la barrica. Tras tener preparadas todas las duelas, se va anillando la barrica con flejes metálicos, poco a poco, para llegar a conseguir una barrica sin fondo ni tapa, que serán incluidas al final.
Estos barriles se utilizaban para la crianza del vino. El barril oxigena el vino lentamente durante periodos que pueden llegar hasta 21 meses y le aporta textura y aroma para suavizar su sabor.

La fábrica de barriles posee un pequeño almacén de duelas al aire libre en la parte trasera. Normalmente la madera que se usaba para su fabricación era madera de roble. La madera era curada de la forma más natural posible hasta que obtenía un estado óptimo de humedad y riqueza tánica, donde el sol, la lluvia y el viento eran elementos indispensables. Precisamente de ahí provenía la necesidad de un almacén de duelas al aire libre.

El proceso de fabricación de los toneles, que se inicia con la exposición al aire libre de las duelas que le conforman, sigue con la colocación a mano, de forma artesana de las duelas formando una circunferencia en uno de los extremos de las duelas. Posteriormente se colocan unos flejes de hierro alrededor del barril que le da consistencia y mantiene fijas todas las duelas. Luego se coloca alrededor de un fuego y se le añade agua a la madera. Por el otro extremo de las duelas están acoplados 2 cables que tiran cada uno en una dirección y que tienen la misión de terminar de dar la forma del barril por el otro lado. Una vez colocados los flejes metálicos se procede al lijado de las puntas para la colocación de las tapas superior e inferior.


Calle Pavía

Esta calle desembocaba en la plaza de San Pedro donde salían los tronos de la Expiración y de la Virgen de los Dolores. En la Plaza de San Pedro existían numerosos puestos de venta de frutos secos y fruta.


Calle Barragán

Rodríguez Rubí, vate malagueño del siglo XIX, que gozó de fama dilatada como dramaturgo y poeta, supo traducir en un romance de “los amantes del Perchel” la fisonomía de las calles de la época, más concretamente de la calle Barragán, y en sus estrofas, define exactamente la influencia árabe en la estructura urbana del barrio.62


Es el barrio del Perchel,
La calle de Barragán
cenagosa, oscura y lóbrega
donde mil casuchos hay
que nos recuerdan los tiempos
del famoso Abderramán.
Hacia el medio de la calle
Hay uno entre los demás
que sobresale entre todos
por su aseo singular:
Su fachada está pintada
Sus puertas también lo están
Con almagra y humo negro
ocre y blanquísima cal,
y en su balcón boleado
con buen gusto e igualdad
hay como veinte macetas,
pocas menos, pocas más,
con rosales, clavelinas,
albahaca y malva real.
Entra si quieres conmigo,
caro lector, y verás
en el interior de la casa,
y si no, quédate atrás.
Tiene un pequeño jardín,
frente a frente del portal,
sala alta y sala baja
con su alcoba y palomar,
correspondiente escalera,
y sus cocinas, do están
una mozuela, que apenas
quince años contará…

La fina percepción del poeta nos muestra en estos versos los más señalados rasgos arquitectónicos, cuya influencia mora se hace resaltar.


La casa de los pájaros (Callejones del Perchel)

Fue un caserón de dos pisos situado en los callejones del Perchel donde nació el famoso pintor, don José Moreno Carbonero (en el año 1858). Tenía un gran portal, con un amplio zaguán. Al lado del portón principal, había dos puertecitas de acceso a pequeños locales. En uno, un tal Alfonso tenía una taberna, el otro, de reducido espacio, era el punto de reunión de los pajareros del barrio, cuyas paredes estaban repletas de jaulas de todos tipos y tamaños, con predominio de la pequeña jaula del cazador. Allí existía una gran exposición de aves de todos los tipos; camachos, gorriones, canarios blancos, pájaros mosca, periquitos… en fin, todo un muestrario de aves exóticas. En este sitio, la peña de pajareros realizaba sus cambalaches, ventas, discusiones, consejos, comentarios de caza y todo lo relacionado con la afición cinegética o el simple amor por las aves. Como el espacio limitado en la calle era bastante reducido, la tertulia se prolongaba en la cafetería-taberna de al lado. Los percheleros, a pesar de los malos instintos y hechos que la leyenda les conceptúa, hacían culto de su amor a las aves. Incluso existía la perchelera paciente, que llegó a enseñar a un periquito un habla tan perfecta que parecía cosa de magia escuchar las conversaciones que mantenía con él.


Iglesia y Convento del Carmen

El convento del Carmen fue fundado en el siglo XVI, más concretamente, en el año 1584. Se encuentra enclavada al final de la calle Angosta del Carmen.

Su fachada de sobriedad ornamental tiene 2 torres, a derecha e izquierda. Sobre la puerta de entrada al templo se encuentra la imagen de la Virgen del Carmen. Está construida sobre la antigua ermita de San Andrés.

Su interior consta de tres naves, una central muy amplia y dos laterales más pequeñas. En la nave de la derecha se encuentra un altar y la capilla del Sagrario. Esta capilla tiene cinco altares. En la parte central encontramos un altar de madera de grandes dimensiones, grandes lienzos que representan a los patriarcas de la Iglesia y un púlpito de mármol rosa. En la nave de la izquierda hay 2 altares con diferentes imágenes de San José y San Juan de la Cruz.


El convento del Carmen sufrió en 1931 un ataque de las turbas iconoclastas que consistió en la quema de las imágenes del Cristo de la Misericordia y la Virgen del Carmen, además de numerosos destrozos en su interior. En 1943 se rehizo la Iglesia ya que exceptuando la fachada y las dos torres que no sufrieron ningún daño, el interior se tuvo que reconstruir totalmente aunque se perdieron imágenes, pinturas y retablos en dicho incendio provocado.